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URGE UNA LEY DE HUELGA

In Uncategorized on febrero 8, 2013 at 10:18 pm

La huelga de los estudiantes, recién ocurrida en estas fechas, me

Ha recordado unas ideas pergeñadas hace más de veinte años, cuando

estaba al pie del cañón educativo.

 

 («El Correo de Zamora», miércoles 18 de Diciembre de 1991).

 

                           Jesús Masana Monistirol. 

 

Por lo manido del asunto uno tiene la impresión que es

poco menos que predicar en el desierto mostrar la propia opinión

sobre el asunto, pero no deja de ser interesante

decir algo, aunque las ideas se repitan con relación a

pretéritos escritos. Mas la verdad, la parte de verdad

-si ésta es susceptible de fraccionamiento- que me toca vivir,

me hacen retomar el cálamo para estas lides más

generalizadas, cuales son escribir en unos papeles

públicos, que las cotidianas de humilde docente en un

instituto «de prestado».   «Motivos para hacer una huelga

(léase: no ejercer las labores docentes) los hay y

abundantísimos», se ha escuchado en la etapa previa a la

adhesión a aquélla, como si se quisiera buscar una

excusa. Porque las cosas se deben hacer

justificadamente…   El porqué de esta huelga hay que

buscarlo en ese «montón» de injusticias en las que los

profesores estamos inmersos, como son los «baremos»,  los

sistemas de retribución,  el «favoritismo» que aflora en

determinadas normas, en la incapacidad de solucionar por

medio del diálogo tales cuestiones. ¿Son ineptos los

interlocutores o están incapacitados ya desde un

principio? Yo creo que es lo último. Gobierno y

sindicatos (éstos últimos suelen presentar la solución-huelga

para todo lo que no consiguen con la palabra) son tal

para cual y beben de las mismas fuentes. Los que están en

el Gobierno han hecho antes huelgas por los mismos

motivos por que las hacen ahora los que no lo están y que

van a estar en el Gobierno tal vez dentro de poco; los

primeros saben que propician huelgas actuando de una

determinada manera y no pueden dejar de actuar así;  los

segundos siguen el juego; éstos y aquéllos son los que

piden la huelga. Se trata sin duda de una incapacidad

visceral  de poder soslayar las huelgas. Pero ¡­qué

digo!.. Estoy considerando la huelga como algo malo,

espantoso, y tal vez es buena y muy conveniente para el

desarrollo del estamento educativo, es como el

«gusanillo» que lo desentumece, como un calambre en la

pierna que te avisa que tienes ese apéndice andante

dormido por estar en una mala postura…   Me quieren

acostumbrar a pensar que la huelga docente es algo

connatural con la propia esencia del maestro-profesor,

que es algo muy educativo y bueno. Yo me resisto una y

otra vez: Estar‚  también yo, incapacitado para asumir

tales razones evidentes…

 Mi indudable ignorancia en eso de las huelgas en las

que se mezclan los intereses-derechos de unos y los

derechos-derechos de otros, entre la prepotencia de unos

y la indefensión de otros, me hace inclinar por el

segundo aspecto sin que ello niegue que el mal existe en

la distribución de los cargos, de los destinos, de las

«condecoraciones». Opino, creo, que los alumnos son los

que sufren las  consecuencias negativas y por eso abogo

por la capacitación de los interlocutores que gestan la

huelga, por un cambio de mentalidad sin la que la huelga

del profesorado será  el pan de la cartilla (escolar), al

menos una vez al año… Tal vez la huelga no es tan buena

como aparece a la vista…(simple).

 

 

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