LOS SIMBOLOS, LA JUSTICIA DE LA GUERRA
Jesús Masana Monistirol.
Propongo cambiar la imagen que simboliza la justicia.
La dama de ojos vendados, espada de dos filos en una mano y
balanza justa y fiel en la otra, de túnica blanca, impoluta, ya
no se adecua a lo que es realmente la justicia.
El capitulo 32 del Éxodo, viejo libro entre sabios libros, nos
ofrece la imagen que hoy, muchos siglos después de que se
hiciera, para servicio de los israelitas caminantes del desierto,
cobra rabiosa actualidad. La historia es pendular una vez más.
Los israelitas desconfían de que Moisés vuelva, pues está en
el monte hablando con Dios desde hace muchos días, y quieren que
les oriente y vaya delante de ellos una representación del dios
que les salvó del Faraón; piden a Aarón que fabrique una imagen
de ese dios. El lugarteniente de Moisés accede y les hace un
becerro con los adornos de oro que llevaban.
Por desconfiar de la fuerza de Yahvé estarán cuarenta años
en el desierto y morirán sin ver cumplida la promesa de entrar
en la Tierra Prometida; sus hijos sí la verán y bendecirán
al que les sacó del poder del Faraón.
Las mismas arenas que ayer vieron a los soldados de la
Coalición y a los de Irak, vieron el becerro de oro, el mismo que
Moisés hizo destruir y que, filtrándose entre los minúsculos
granos de la arena del desierto, siglo tras siglo, se hermanó con
los animales y las plantas prehistóricas y resurge hoy en forma
de petróleo, nuevo becerro de oro-negro.
La venta de armas está justificada siempre que no se empleen
para atacar al que las vendió. Eso es la justicia de hoy.
No se pude matar a nadie, pero a los que no han visto la luz,
a los que están escondidos, preparándose para saltar al mundo
desde el seno materno, a esos, sí se les puede aniquilar…Eso es
la justicia de hoy.
No se puede permitir que exista gente par sita, que vegeta,
atraca, viola o mata, pero se negocia con la droga, se elimina
sistemáticamente toda referencia a lo trascendente, se extirpa
toda referencia divina…Eso es justicia, hoy.
Un Faraón está oprimiendo esta sociedad: El dinero.
Porque detrás de cada injusticia está el deseo del que se
beneficia materialmente de ella, de gozar de la máxima comodidad,
sin otras miras, de tener seguridad, dinero…
Aarón=Bush-Sadán, han fundido el becerro de oro y todo el
mundo lo está adorando, a toda costa, ofreciendo sus adornos de
oro, cual hicieran los israelitas, dando su honor y su dignidad;
todo es poco para que la paz-dinero-bienestar vuelva a extenderse
cual mancha de aceite sobre las aguas de la vida.
Tendrá que suceder una vez más y esta generación perecer en
el desierto, dando vueltas, sin ver la Tierra Prometida, el Mundo
Nuevo, donde no sea necesaria ya la justicia porque el amor es el
bien más preciado.
Tal vez nuestros hijos entrarán en esa Tierra Nueva…
Artículo publicado en “El Correo de Zamora” en 1991, en plena guerra del Golfo.
Su esencia sigue tendiendo validez en 2010, en plena crisis de valores.